domingo, diciembre 22, 2024

La primavera morada marchita al Presidente

De razones y pasiones
Rafael Pérez Cárdenas

         Una formación personal machista y misógina, la inmunidad del movimiento ante un discurso polarizante lleno de adjetivos, lo imposible de reconocer y descalificar a un adversario y hasta la efectiva convocatoria para tomar las calles ante el agravio y la indignación. Estas son algunas de las razones por las que el Presidente se siente amenazado por el movimiento feminista. Es su verdadera némesis.

Las mujeres lograron lo que parecía imposible para cualquiera: arrebatar a López Obrador su perdurable franquicia de la movilización social y la ocupación del zócalo de la Ciudad de México.

Ayer, luego del enfrentamiento entre granaderos –muchas de ellas mujeres- y activistas, el Presidente reconoció uno de sus peores temores: que las feministas hubieran derribado murallas y entraran hasta Palacio Nacional, en una turba violenta como en el Capitolio norteamericano, para terminar con las botas encima de su escritorio. Ahí habría fenecido la cuarta transformación.

La muralla de acero no se erigió para defender al Palacio Nacional; se elevó para atrincherar al Presidente y a su gobierno.

Desde el año pasado la primavera morada –las marchas del 8M y el paro por Un Día sin Nosotras- empezó a florecer; sin embargo, la pandemia la marchitó temporalmente. Confinó los pañuelos verdes, los atuendos morados y los puños en alto pero no el dolor y la indignación de la violencia feminicida.

Eso lo tiene tan molesto como desconcertado. Acusarlas de conservadoras y malinchistas no le ha resultado porque por primera vez su audiencia no lo está escuchando. En el movimiento hay una gran cantidad de mujeres que simpatizan con él, por eso el librito de la polarización no aplica.

Tampoco puede, como en el caso del movimiento “Sí por México” o de la alianza electoral “Va Por México”, descalificar a sus promotores y ubicarlos en la derecha conservadora o los gobiernos corruptos. Aquí ni siquiera sabe de quién se trata, no quiere entender por qué lo hacen y no logra que sus seguidores asuman que se trata de una amenaza contra su gobierno.

El movimiento feminista no tiene rostro pero tiene identidad y adeptos. Es un río bravo alimentado de muchos afluentes: del dolor de las víctimas por los feminicidios, la violación y el acoso sexual; son las mujeres que buscan a sus hijos desaparecidos; es la violencia doméstica y la impunidad; es la reacción de cientos de mujeres estudiantes que hoy enfrentan abiertamente a sus agresores disfrazados de docentes. Son todas ellas, las que han decidido compartir la emancipación.

Pero lo que es peor. Son las únicas que han podido tomar por asalto las calles de México y han ocupado la plaza, hasta ahora, patrimonio personal del Presidente. López Obrador se tiene despojado, agredido, vulnerable.

El mismo lunes, 2 mil 500 mujeres firmaron una carta abierta en la que exigieron al mandatario una estrategia de seguridad con perspectiva de género. La razón: en México 11 mujeres son asesinadas diariamente; cada cuatro minutos una de ellas es víctima de abuso sexual; la mayoría de las mujeres privadas de la libertad están encarceladas por un crimen cometido por un hombre; por el transodio, una mujer transgénero tiene una esperanza de vida de 35 años; más de la mitad de las mexicanas ha sufrido violencia por parte de su pareja, entre otros problemas.

López Obrador no se detuvo en el texto. Fue directamente al final de la página sólo para calificar de fifís a quienes firmaron la misiva, entre ellas, Julieta Venegas, Alondra de la Parra, Gabriela Warketing, Martha Tagle, Saskia Niño de Rivera, Martha Tagle y cientos más. La cereza en el pastel fue la defensa infame y cómplice de Félix Salgado Macedonio.

El movimiento feminista se ha convertido en la verdadera y única oposición al gobierno de Morena y su cuarta transformación. Certero, el golpe ha desconcertado por completo al Presidente.

Las del estribo…

  1. Ahora resulta que ocho estados recibieron vacunas chinas «echadas a perder” y las regresaron al gobierno federal; sucedió en Tamaulipas, Coahuila, Jalisco, Michoacán, Guanajuato, además de Campeche y Oaxaca. Todos estados gobernados por la oposición, varios de ellos sin principales adversarios. ¿Qué más veremos rumbo a la elección?
  2. Ayer cientos de mujeres marcharon por el centro de la ciudad para demandar seguridad y justicia. Cientos de casos de feminicidios, violación y acoso sexual siguen sin resolverle. Mientras, las autoridades preparan un vendaval de denuncias en contra de duartistas y yunistas. Son tiempos de elecciones. Hay prioridades.

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