Durante toda su hegemonía el PRI garantizaba el acceso de poder a través de puestos de elección popular, candidato priista era un funcionario en potencia, no había pierde; era el partido del gobierno, tal cual ahora ocurre con Morena, matices de por medio. Con todo, la calidad de Partido oficial ocasiona casi en automático una gran proliferación de “políticos” en busca de ser candidateados por Morena. No ocurre así con todos los demás partidos, pues excepto el PAN, ni el PRI ni el PRD tienen holgura de candidatos, no digamos de Movimiento Ciudadano, el Verde, el PT. La sequía adquiere tonos dramáticos en los partidos de nueva creación, cuya capacidad operativa y convocatoria política difícilmente alcanzarán para presentar candidatos en la totalidad de candidaturas puestas en juego. De allí a la pérdida del registro no existe mucho trecho.