Dentro del abultado expediente relativo a promesas y ofrecimientos que como todo candidato presidencial que se respete se hacen, en el caso del presidente López Obrador (no podría ser la excepción) figuran, entre otras muchas, la de bajar el precio de las gasolinas, no ha sido así, por el contrario, han aumentado incluso la del diésel y el gas LP. Otra propuesta fue la de dejar de importar gasolinas en base a la autosuficiencia en refinación, para lo cual desde el primer mes de su gobierno se anunció un plan de reconfiguración de las seis refinerías existentes y la construcción de una más en Dos Bocas, Tabasco. Respecto de la reconfiguración nada hay de concreto aún, aunque quizás sea posible culminarlo en la refinería de Tula, Hgo. La fecha de inauguración de Dos Bocas sigue firme, pero eso no significa su inmediata puesta en operación. Fuera del programa estaba la compra de una refinería, sin embargo, Pemex adquirió la Deer Park ubicada en Houston, Texas, tiene capacidad para procesar 340 mil barriles diarios y ya se anunció que la empresa mexicana tomará el control el 20 del mes en curso, eso quiere decir que asume compromisos laborales regidos obviamente por el marco normativo de los Estados Unidos. Ignoramos si con ese bagaje industrial se garantiza la baja del precio de las gasolinas y del diésel, ojalá así sea y que, además, no vaya a salir más caro el caldo que las albóndigas. Por lo pronto, se acabarán las excusas.