jueves, mayo 2, 2024

Estalló el Tren Maya

El presidente Andrés Manuel López Obrador realizó un nuevo ajuste en su gobierno. La decisión, tomada antes de que cayera enfermo de Ómicron, es bastante clara en intención y muestra las dos grandes preocupaciones que tiene en este momento. La primera tiene que ver con su sueño juvenil de conectar el sureste del país con un tren; la segunda, su preocupación electoral, no sólo para los próximos comicios, sino para preparar la sucesión presidencial. López Obrador no engaña, ni siquiera cuando destituye a funcionarios que alcanzaron su máximo nivel de incompetencia -el Principio de Peter-, pero como en todos aquellos casos donde no siente que lo traicionaron, protege sin importar que vaya en perjuicio de otras áreas de gobierno que piensa secundarias en importancia. Los cambios, si bien sorpresivos, van en esa dirección.

Lo más relevante, por lo que significa para él, aunque tiene menor en nivel jerárquico, es el reacomodo que hizo para rescatar la obra del Tren Maya, cuya programación para que se entregue y empiece a funcionar a finales del próximo año, está en riesgo. Visto en retrospectiva, el Presidente adelantó la semana pasada lo que venía pensando, cuando anunció que se cambiaría el trazo de la ruta en Quintana Roo y que apelarían a la comprensión de los hoteleros para poder adquirir los espaldares de sus terrenos, con lo cual habrá un costo de mil millones de pesos si aceptan vender parte de sus propiedades.

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