Perú multó el viernes por primera vez a Repsol por casi 122 mil dólares luego de que la empresa incumplió con identificar las zonas afectadas tras un derrame de miles de barriles de crudo en aguas del Pacífico que han matado al menos a 208 aves registradas al momento por las autoridades.
El organismo de evaluación y fiscalización ambiental (OEFA) indicó en sus redes sociales que además de la multa aplicada, otras podrían añadirse de manera sucesiva hasta que la empresa energética española cumpla con la orden de identificar las áreas contaminadas.
Perú identificó en enero de forma preliminar que las áreas impactadas en mar y tierra por el derrame alcanzaban poco más de 113 kilómetros cuadrados, una área mayor a la de la ciudad de París. La multa es la primera que Perú aplica a Repsol, informó el OEFA a la AP.
El país sudamericano también ha indicado que el derrame es el peor desastre ecológico de los últimos tiempos en la capital. Más de 24 playas han quedado contaminadas y miles de pescadores que extraían recursos marinos de aguas cercanas a la costa capitalina quedaron desempleados.
Los funcionarios han registrado al menos 953 aves cubiertas de crudo, en especial al cormorán, guanay, piquero peruano, pingüino de Humboldt, pelícano y gaviota peruana. El servicio nacional de áreas naturales protegidas añadió que otras 208 aves fueron halladas muertas hasta el miércoles.
El gobierno del presidente Pedro Castillo aún no tiene un cálculo total del daño económico producto del derrame petrolero. Cambió tres veces de ministro del Ambiente en medio del desastre ecológico, uno de ellos era un desconocido maestro de geografía sin experiencia que duró tres días en el cargo.
El nuevo ministro del Ambiente es el físico nuclear y divulgador científico Modesto Montoya, quien visitó durante la jornada las zonas de playa junto al Pacífico donde se usan extractores de petróleo para separar el agua del crudo y constató la presencia de animales marinos muertos.
Repsol afirma que no es responsable del desastre ecológico y atribuye el derrame —ocurrido el 15 de enero en el terminal número dos ubicado a 4.5 kilómetros mar adentro desde la orilla— a un fuerte oleaje atribuido a una erupción volcánica submarina cerca de Tonga.