sábado, mayo 4, 2024

 Del Dios de casa…

Opiniones y Comentarios

Julio Ricardo Blanchet Cruz                                                                                                             

 DiarioLibertad@gmail.com.mx

Muy de niño, creo que como a la mayoría, nacido en el seno de una familia hipócritamente católica, creo que también como la mayoría.  Cuando menos en la mía se la pasaban hablando mal de todos y viceversa; y el tío rico era el bueno de la familia.  Más o menos; pero por ahí va…A tal grado, que a pesar de hacer unos osos sensacionales de los que toda la familia se enteraba; en llegando la Semana Santa, todo cambiaba.  Alguna travesura hice y me dijo mi Padre que me castigaría hasta pasando la Semana Santa…

Y ya sabía yo que sus castigos dolían.  Por lo que lejos de agradecer pensando que en la semana se le pasaría, cuando menos un poco, pues no; era peor, porque alargaba el miedo.  Pero me enseñaron a creer en Dios…

A tal grado, que a las 3 de la tarde del viernes santo, había que “recogerse” ¿? y rezar, como loro, sin siquiera alcanzar a comprender ni lo que hacías ni lo que decías.  Para luego irle a dar el pésame a la Virgen ¡!…

Me olvidaba de la rigurosa visita a las 7 casas; y que, en cada estación del vía crucis, había que golpearse el pecho como si fuera prevención de infarto y … rezar, porque uno era el culpable de que lo hubieran crucificado.  ¡Vino a salvarnos! pero seguro que yo no estaba en la lista…

Nunca entendí, y con el tiempo entiendo menos, o sea, que a mi edad ya no entiendo nada, cómo es que, siendo tan poderoso, no se puso a salvo…

Lo de que su Padre, don Jehovah, lo mandó para que golpearan y finalmente lo mataran, es decir, que ¡lo sacrificó! Era algo para mí inentendible; pero a su vez, mi señor Padre, ferviente creyente en esas cosas, me lo hizo entender muy claramente, cuando menos la primera parte.  A la segunda parte ya no me quedé…

Y ahí nos ponían frente al Dios crucificado y lo menos que pensaba era que yo no quería ser como él.  Pero con el tiempo, a duro y dale hasta llegué a creer en él y le rezaba para que me sacara de los apuros en los que me metía…

Pero, la neta, nunca me hizo el más mínimo caso, siempre me cachaban.  Y me decían que no me hacía caso porque yo no le ponía fe al asunto.  Decidí probar si así sí me hacía caso el Todopoderoso…

Por lo que empecé por leer la santa Biblia y, sabedor por referencias de que le gusta el billelle, hasta me compré una cadena con un crucifijo de oro y pasaba frente a las iglesias y me santiguaba; vaya, hasta las monjitas de la congregación de la Madre Conchita, allá en Tlalpan, me invitaban a desayunar.  Espléndidamente, debo decirlo.  Pero nada…

Primero pensé que yo no era bueno y que por eso Dios no me hacía caso; y como el Lobo, el rudo y torvo animal de Rubén García Sarmiento, más conocido como Rubén Darío (1867 – 1916) recomencé mi vida sin él…

La vida, los ejemplos que dan los que se dicen sus representantes; y hasta sus apóstoles, como el pederasta líder de la Luz del Mundo, a la que pertenecen varios de los morenos encumbrados en cargos políticos de cuota…

Que recién reconoció sólo 3 de sus delitos de abuso sexual a menores, para que en el juicio no salieran a relucir todas las porquerías de su farsa religiosa; solo recordar que en su celular traía miles de fotografías infantiles pornográficas. Y es el mismo al que festejaron en Bellas Artes.  Por no hablar de Marcial Maciel y la pléyade de enfermos mentales a los que el Vaticano ha protegido…

Pues todos esos delincuentes; más los libros, me enseñaron que el cielo no me ayudaba porque le rezaba yo al Dios equivocado.  Que el único Dios dador de vida, es el que toda la humanidad ha reverenciado; hasta que los religiosos, todos ellos charlatanes, encontraron la forma de hacer dinero con el miedo…

En todos los tiempos y en todas las religiones, el Dios principal ha sido el Sol; el Padre Eterno al que la tecnología lo ha rebajado a ser un lanzador de fotones y hasta han predicho su muerte.  Así somos de arrogantes…

Pero rezarle al Sol tampoco servía de nada, la vida ciertamente que viene de Él, e influye determinantemente en la vida de todo su Sistema; pero la vida de cada cual, no es su responsabilidad, ni anda arreglando entuertos…

Pues hay Leyes y hay que cumplirlas si se quiere vivir en paz.  Y las únicas Leyes que operan en este Planeta, son sus propias Leyes, las Leyes de la Naturaleza.  Y entonces dejé de ser creyente en Dios y decidí ya no rezarle a nadie, solo vivir bajo sus Leyes…

Que es lo que debe de hacer cualquiera, en vez de ir sistemáticamente en contra de ellas, sobre todo si somos extraños, o más claramente, somos sus parásitos.  Y ciertamente que es difícil que los parásitos peligrosamente depredadores, tengan un Dios que encima los proteja y les permita destruir todo lo que está a su alcance.  Bien dice el refrán que: “A la casa que fueres, haz lo que vieres”.  Y nosotros no hacemos caso.

Por lo pronto, la invitación está abierta para que nos escuche y nos vea por la Internet.  Magia 93.7 de FM

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.

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