Agencias/Sociedad 3.0
Dos tiroteos ocurridos en tabernas de la ciudad de Pietermaritzburg y de Johannesburgo, Sudáfrica, dejaron en total al menos 18 muertos durante la pasada noche, confirmaron este domingo fuentes policiales.
El primero fue el incidente de Pietermaritzburg, que dejó 4 muertos y 8 heridos graves.
Según fuentes policiales citadas por el medio local Times, dos hombres bajaron de un coche sobre las 20.30 horas (18.30 GMT), entraron en una taberna del distrito de Sweetwaters y abrieron fuego contra los clientes.
Dos personas murieron en el lugar y otras dos posteriormente en centros médicos.
Unas horas después, pasada la medianoche, otra taberna en el famoso distrito de antiguos guetos negros de Soweto, en el suroeste de Johannesburgo, fue blanco de un incidente similar.
“Un grupo de hombres armados con rifles y pistolas de 9 milímetros entraron en la taberna y empezaron a disparar aleatoriamente a los clientes que estaban sentados dentro”, señaló hoy la Policía en un comunicado.
En total, 23 personas recibieron disparos y 12 fueron declaradas muertas en el lugar de los hechos.
Otras dos murieron posteriormente en un hospital cercano y el resto permanecen en estado grave.
La Policía investiga estos hechos como incidentes de criminalidad sin motivaciones ulteriores, en un país en el que la inseguridad y las altas de homicidios son un grave problema.
Estos incidentes, además, se produjeron tan solo dos semanas después de una tragedia que ocurrió en otra taberna en la ciudad de East London (sureste).
Allí, 21 adolescentes aparecieron muertos por causas que aún no se han esclarecido oficialmente.
La Policía acudió al lugar tras haber recibido llamadas de alerta y encontró 17 cuerpos sin vida en el local, además de un gran número de botellas de alcohol esparcidas por el lugar.
El resto de víctimas murieron en centros médicos cercanos o mientras eran trasladados, hasta un total de 21 muertos, de los cuales la mayoría eran menores de 18 años y el más joven tenía tan solo 13 años.
La tragedia de East London aún tiene conmocionado al país y esta semana se organizó un funeral conjunto al que acudió el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, si bien el acto despertó posteriormente polémica al trascender que los ataúdes que se usaron para el acto eran “simbólicos” y algunos estaban vacíos.