Por Ángel Álvaro Peña
Tanto fue el cántaro al agua hasta que se rompió. Así, las quejas, denuncias, declaraciones, comentarios, lamentos de la oposición en Estados Unidos, en algún momento tenían que influir y encontraron en los energéticos, talón de Aquiles de la administración de la Casa Blanca su mejor pretexto.
Hay tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá desde 1994, nunca las quejas de mexicanos habían deteriorado la armonía comercial entre los socios como ahora.
La tarea de la opción de quejarse con diferentes instancias en el vecino del norte empieza a surtir efectos en los segmentos más conservadores del gobierno, no por ello debe menospreciarse el problema, pero tampoco se trata de una amenaza de multas millonarias en dólares como algunos aseguran.
Esos sectores del vecino país cerraron filas con Joe Biden, legisladores demócratas y republicanos piden activar el mecanismo de resolución de disputas del T-MEC e hicieron votos para obligar a México a cumplir sus obligaciones bajo el acuerdo trilateral.
México está burlándose de sus obligaciones marginando del mercado a los abastecedores de energía renovable de Estados Unidos y ofreciendo ventajas injustas a sus propias empresas paraestatales que son menos confiables y que utilizan combustibles fósiles. Estas acciones no sólo son discriminatorias, sino que tienen graves efectos ambientales y ponen en duda si México puede cumplir sus metas climáticas bajo el acuerdo de París”, comentó el presidente del Comité de Finanzas del Senado, el demócrata Ron Wyden.
El extrañamiento de los socios de México surge en medio de polémicas sobre la discusión de la oposición acerca de la violación a la ley que supuestamente se realiza desde Palacio Nacional, como es el caso de declarar dentro de la Seguridad Nacional las obras del actual gobierno y argumentan violación a la constitución.
Se trata de un problema eminentemente político y no técnico, influidos en gran parte por esas quejas que tienen en el tema de los energéticos su punto más sensible, pero al mismo tiempos subjetivo y ambiguo. Es decir, cualquier comentario, cierto o falso, debe ser tomado en cuenta para la relación entre los socios porque Estados Unidos necesita más petróleo del que produce y Canadá es competencia de México, ya que se trata del tercer país con mayor reserva de petróleo, después de Venezuela y Arabia Saudita.
Es decir, un socio requiere del petróleo de México como si fuera oxígeno, para lo cual se habló en la más reciente visita de López Obrador a Estados Unidos, en el caso de Canadá se trata de un competidor fuerte para exportar petróleo y rival de México en el mercado de energéticos.
Destacó López Obrador que su gobierno ha hecho esfuerzos para atender a las empresas estadunidenses y se han puesto de acuerdo con casi todas. Incluso, recordó que en su reciente visita a Washington, atendió a representantes de 19 empresas del país vecino, de las cuales con 17 se alcanzaron acuerdos.
Dichos requerimientos no son motivo de alarma, el mandatario explicó que “es un procedimiento que está establecido en el Tratado, se ha recurrido a este procedimiento si mal no recuerdo en cinco ocasiones: lo ha hecho Estados Unidos en contra de Canadá; Canadá en contra de Estados Unidos; México y Canadá contra Estados Unidos, y ahora Estados Unidos y Canadá en contra de México. Es un procedimiento que se contempla en el tratado”.
Por si había alguna duda la secretaria de energía, Rocío Nahle señaló que la seguridad energética y el balance de energía son temas de seguridad nacional. Aclaró que el sector energético no está considerado en el pacto, pues los dos países socios de México reconocieron en el capítulo 8 del acuerdo comercial “el dominio directo y la propiedad inalienable e imprescriptible de los Estados Unidos Mexicanos de los hidrocarburos”.
Por su parte, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, llamó a abordar con “determinación y seriedad” la “disputa” que su gobierno y el de Canadá están llevando contra México en torno a las reformas energéticas. Consideró que el mecanismo de consulta contemplado en el Tratado de Libre Comercio México Estados Unidos Canadá es un “elemento fundamental que beneficia a los tres países al permitirnos resolver disputas rápidamente”, por lo que urgió a encontrar una “resolución expedita” sobre la disputa.
En este escenario, la ministra de Economía de Canadá, Mary Ng, afirmó que su país “ha planteado constantemente su preocupación por el cambio de la política energética de México”. Además, planteó los argumentos que llevaron a la administración de Justin Trudeau a solicitar consultas a México por su política energética, en el marco del tratado. Afirmó: “Estamos de acuerdo con Estados Unidos en que estas políticas son incompatibles con las obligaciones de México en el marco del T-MEC”.
Este tipo de problemas no son a los que la oposición está acostumbrada, porque, a pesar de que fue esa parte de la política la que generó el descontento de los socios, su capacidad para enfrentar de manera abierta y dar la cara, no existe y prueba de ello es que el líder nacional del PAN, prefirió tomarse unas vacaciones en un lugar desconocido, pero dijo querer tomar fuerza para las elecciones del próximo año. Tiran la piedra y esconden al mano.
Desde luego se resolverá con diplomacia y la capacidad de negociación que caracteriza nuestras Relaciones Exteriores, que sin un símbolo histórico en el mundo. Nada que no pueda arreglarse de un conflicto político que se disfraza de problema técnico dentro de un tratado donde los energéticos, electricidad y petróleo, están fuera de discusión, pero quien debe definirlo y acordarlo son los tres países.
PEGA Y CORRE
Ahora, el gobierno de Estados Unidos solicitó a México que revise si a los trabajadores de la planta de Manufacturas VU en Piedras Negras, Coahuila, se les niegan los derechos de libre asociación y negociación colectiva, ante denuncias de dos sindicatos. De nuevo: se trata de una revisión, no es demanda como quieren algunos verlo…
Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes