Jairo Calixto Albarrán
Para mí la muerte de Marciano Cantero, el cantante de los Enanitos verdes, fue ruda pues más de una vez estuve parado sobre la muralla que divide todo lo que fue de lo que será; pero al parecer no fue nada frente a lo que sintió Martha Debayle con la muerte de Isabel II que la llevó al llanto, algo que se veía muy genuino y nada actuado. Algo muy parecido experimentaron las fuerzas vivas del porfifiriato que, hagan de cuenta, eran íntimas de la mamá de Charles y la llamaban Su Majestad en la intimidad de Buckingham, de la misma manera en que cuando piensan en Santa Anna se refieren a él como su Alteza Serenísima.
Me asombró gratamente cómo en Televisa y Tv Azteca le rendían homenajes a la monarca como si fuera la tía panista que les manda piolines anti-AMLO por el Whats, mientras la fanaticada derechaira mostraba respeto y admiración, además de una gran nostalgia por las maravillas aportadas por la monarquía que casi ni está en su punto más decadente, escandaloso y de ornato.
A lo mejor no la admirarían tanto las viudas de Iturbide si se les dijera que la reina Isabel II, a pesar de su conservadurismo exacerbado y su apego a la onda Tory (los kukluxpanistas británicos), impidió el golpe de Estado que planeaban su primo Lord Mountbatten y los Claudio XXX, los Salinas, los Calderón, las Dresser y los Foxes de aquellos lares, en contra de los laboristas (digamos que socialistas sin mucha garra proletaria) que habían llegado al 10 de Downing Street. Al enterarse de las intenciones de su pariente que de por sí había perdido la India en su momento, acabó con la revuelta sin que le temblara la mano.
Como quiera que sea, fue bonito ver a nuestros grandes líderes derechosos conteniendo sus odios contra Alito Moreno, por haberse llevado de la ex alianza el bistec con todo y refrigerador, para rendirle homenaje a Isabel II. Claro, no sin antes mandar a bots y jéiters a atacar ferozmente a quien había sido su amor, su cómplice y todo, y al que defendieron codo a codo, a pesar de que desde el principio ya le andaba por ser Judas, pero como los del KukluxPAN tampoco tienen principios, pues no lo detectaron.
Queda claro que los muy republicanos panistas y priistas son súbditos de la monarquía de mirreynas y mirreyes en el Mirreynato. Porfifirio Muñoz Ledo, todo afoxiado, puede estar tranquis. Más aún cuando Sandra Cuevas es declarada líder y “la mujer que se ganó el corazón de México” a pelotazo limpio.
Jairo Calixto Albarrán jairo.calixto@milenio.com