Política Cero
Jairo Calixto Albarrán
Aunque nunca segundas partes fueron buenas, hay que reconocerle el esfuerzo de Kinky Téllez por haber derrochado sus usuales discursos abrasivos y de rencor infinito al estilo Sandra Baticuevas con vestido rojo y enigmática sonrisa; todo en un tono artificialmente sereno, con los ojos chereques y un poco destorlongados. Por más que trataba de contener sus habituales arrebatos, era claro que había problemas en el paraíso. Y no era para menos; a pesar de pandemias, guerras e infodemias, el PIB de México llegó a un inusitado 3% reconocido hasta por los medios más anticuatroté, la Bolsa mexicana de valores experimentó el mayor repunte en 22 años, el peso le parte su mandarina en gajos al dólar, Elon Musk busca poner una armadora automotriz Tesla a la vuelta del AIFA, donde pronto saldrán vuelos a Houston y así. Y para colmo, en el juicio de García Luna Productions se manifiesta la putrefacción del calderonato y comienza a abrirse la puerta negra de la relación del crimen organizado con la prensa.
Algo muy remotamente parecido, claro, con las conversaciones entre Alititititito Moreno y Michel Bauer de Televisa transmitidas por Layda Sansores, poniéndose de acuerdo para evadir al SAT. Labia zalamera la de Alititito con la que trata de explicarle a los chuchos por qué, si son tan defensores de la democracia, el PRI y el PAN se coludieron para no darle al PRD ni un mendrugo de moneda electoral. Pobrecitos, Zambranitititito y Ortega, ahí mendigando candidaturas por el amor de dios.
Es que si hasta la belleza cansa, imagínate las mentiras, sobre todo cuando carecen de emoción y verosimilitud. Por eso Alazraki, que no vende piñas, bostezaba en la presentación del libelo de Córdova Vianelo y Ciro Murayamasamí. Y más bostezaba cuando hablaba con Bobby Madrazo un pésimo mentiroso, que da mucha fiaca, la veldá.
Digo, es más creíble Yom Yom de Luisa asegurando que va a cambiar al panbol mexicano (claro, con puro mariguanol cuando urge un cirugía a corazón abierto) que todas estás conciencias descompuestas de la oposición que conforman la versión de la “sociedad civil” de Claudio XXX que, curiosamente, siempre es de la clase media alta para arriba. Y del proletariado, ni hablamos.
Y para acabar de molestar a la Téllez, se cae el caso de la ministra Esquivel, mientras se revela que en los incidentes en el metro hay una combinación de sabotaje y crimen organizado. Mejor que Lilly se haga un exorcismo como Sandra Cuevas.
Jairo Calixto Albarrán