jueves, noviembre 21, 2024

¡Mucho ojo! Esta es la araña venenosa más común en las casas

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Agencias/Sociedad 3.0

Si bien su nombre genérico es Loxosceles laeta, se la conoce como “araña de rincón” porque suele ubicarse entre piedras, detrás de cuadros, lugares con poca higiene, zócalos, cajones o armarios. También se la llama “araña violinista”, debido a sus marcas dorsales, una línea negra con forma del instrumento de cuerdas.

Su presencia puede advertirse por su particular tela en forma de embudo que construye en hendiduras. Suelen picar cuando se las ataca y las hembras son más peligrosas. Su color oscila entre el marrón al gris claro, no mide más de 3 centímetros, suele aparecer más en épocas de temperaturas elevadas y en lugares con poca luz. El cuadro que deriva de la toxina de su picadura se denomina loxoscelismo, puede generar desde lesiones en la piel hasta en los órganos por lo que puede resultar mortal, ya que su veneno se torna más peligroso por su poder de penetración en el hígado y en vías biliares.

Tras su ataque, en la zona afectada, aparece una pequeña roncha de color rojizo que puede evolucionar en un tono más intenso y luego violáceo. Al principio, tras la picadura, no suelen presentarse síntomas. Aunque al cabo de transcurridas entre 4 y 8 horas aparece mucho dolor en la zona afectada.

La picadura de este insecto puede inicialmente pasar inadvertida, y eso hace que mucha gente la subestime por no ser en principio un dolor tan agudo, pero luego se percibe.

“El envenenamiento por arañas es una urgencia médica de importancia en algunas zonas del país. Según datos del Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud, se registran, en promedio, más de 1,200 casos por año. La gran mayoría de estos accidentes son producidos por arañas del género Latrodectus (“viuda negra”), en menor medida del género Loxosceles (“araña de los rincones, araña marrón”) y en un porcentaje mucho menor por arañas del género Phoneutria (“araña del banano”, “armadeira”). Estos tres envenenamientos por arañas son los únicos de importancia sanitaria en nuestro país”, reza la Guía de Prevención, Diagnóstico, Tratamiento y Vigilancia Epidemiológica de los Envenenamientos por Arañas del Ministerio de Salud de la Nación.

Para evitar mayores peligros después de su ataque, es fundamental acudir rápidamente a un centro asistencial de salud. Los especialistas recomiendan realizar análisis clínicos para descartar que su potente veneno ingrese en las vísceras. En el caso de que el arácnido ya haya inoculado, se debe aplicar el antídoto en las doce horas posteriores a la picadura para que resulte efectivo.

La araña de los rincones es nativa de América del Sur. Es muy común en Chile y también vive en Guatemala, Perú, Ecuador, Argentina, Uruguay, y el sur y este de Brasil. En rigor, se introdujo en América del Norte y varios países de América Central, pero no prospera naturalmente en toda esa zona.

Para prevenir una mordedura, se debe evitar meter la mano en oquedades de pared, lugares oscuros, galpones, sótanos, sitios donde puede producirse un contacto accidental.

En una entrevista con este medio, el doctor Francisco Dadic, médico especialista en medicina interna y toxicólogo del Hospital Durand y director de Toxicología Hoy, dijo que “la araña del rincón está en los lugares oscuros y cerrados y en las paredes generalmente. Por eso, hay que tener cuidado en no meter las manos en ese tipo de lugares donde pueden habitar este tipo de arañas. La mordedura se produce por aplastamiento porque la araña es apretada por la mano o por el cuerpo”.

Según la guía del Ministerio de Salud, “posee hábitos domiciliarios, prefiere lugares secos y oscuros (lucífuga), detrás de muebles, carteleras, zócalos, cuadros, espejos, en cielorrasos de madera y hendiduras de las paredes, interior de roperos, entre prendas de vestir y calzado, en las ropas guardadas, en cámaras subterráneas, en depósitos, etc. Puede ser encontrada fuera de las viviendas pero siempre en lugares protegidos de la luz solar directa”.

Además, presenta 6 ojos de coloración blanquecina u oscura, dispuestos en 3 pares distribuidos en forma de “V”, criterio morfológico más práctico para diferenciarla de otras arañas domésticas que se suelen encontrar en el interior o en la proximidad de la vivienda humana, ya que casi todas estas poseen 4 pares de ojos. Su cefalotórax es bajo, no sobrepasando la altura del abdomen, y su tela es irregular, adherente y algodonosa.

“Tiene hábitos sedentarios, con mayor actividad durante la noche en busca de presas. El temperamento no es agresivo, generalmente no pica excepto cuando es apretada o aprisionada contra el cuerpo, por encontrarse en la vestimenta, ropa de cama, de baño o en el calzado”, aseguran los especialistas.

¿Qué síntomas presenta su picadura?

Una premisa básica de la toxicología es que siempre los chicos están más comprometidos, porque la misma cantidad de veneno se distribuye en un cuerpo más pequeño (Omar Martínez) (Omar Martínez/)
La picadura de esta araña provoca un intenso dolor, muchas veces descrito como un pinchazo, y luego sensación de quemazón. En algunos casos aparecen signos como fiebre, escalofríos, náuseas, sudoración, dolor de cabeza, abdomen y agitación.

Es que su veneno contiene poderosas enzimas proteolíticas que destruyen todo lo que tenga proteínas, pudiendo ser 15 veces más tóxico que una cobra y 10 veces más potente que la quemadura con ácido sulfúrico. Una premisa básica de la toxicología es que siempre los chicos están más comprometidos, porque la misma cantidad de veneno se distribuye en un cuerpo más pequeño.

En octubre pasado, una niña de 18 meses murió en el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) de Junín luego de ser picada por una araña del rincón, en su casa de la localidad de Lincoln. La pequeña recibió el suero al día siguiente de la picadura, cuando fue trasladada al nosocomio de Junín, pero no logró resistir el envenenamiento y murió por una falla multiorgánica.

A principios del 2020, hubo una mordedura de araña que dejó en terapia intensiva a una nena de 3 años oriunda de Bahía Blanca. Sus padres se dieron cuenta cuando notaron un hematoma en el ombligo, producto de una picadura. La llevaron inmediatamente al hospital local. Eso permitió que los médicos le suministraran el antídoto y fuera derivada al Hospital Penna de la Ciudad de Buenos Aires.

En septiembre pasado, la mordedura de una araña Loxosceles mató a un hombre de 52 años, Gustavo Occelli, en la localidad de Benavídez, partido de Tigre. Según sus familiares, comenzó a sentir “fiebre alta, decaimiento, nauseas, escalofríos y una lesión necrótica en su mano”. Según contaron, durante la consulta médica le dijeron que seguramente había sido una araña y le dieron un antibiótico. El hombre sufrió una necrosis en su mano y luego una falla multiorgánica que derivó en su muerte tres días después.

¿Qué hacer ante una picadura?

“Tiene hábitos sedentarios, con mayor actividad durante la noche en busca de presas”
Ante una picadura de este arácnido, los expertos aconsejan poner hielo en la zona y acudir rápidamente al médico. También recomiendan fotografiar o llevar el ejemplar para su identificación y pronto diagnóstico. Asimismo, está prohibido administrar al paciente medicamentos por boca o friccionar con alguna sustancia el lugar de la picadura.

“A veces uno no reacciona ante una picadura y desiste de ir a atenderse a un hospital. Lo que hay que saber es que, en estos casos, el tiempo juega un rol importante porque el veneno actúa de manera más potente cuando son menores de edad por su tamaño y su peso, detalló Christian Dokmetjian, director del Instituto Nacional de Producción de Biológicos del Instituto Malbrán a Infobae.

“El antídoto hay que aplicarlo enseguida, de forma endovenosa, antes de que afecte a los órganos. Si se deja pasar el tiempo y el veneno llega a los mismos, lo que resta es esperar que el organismo lo elimine por la orina”, señaló el médico y advirtió que en algunos casos la picadura puede provocar una hemorragia fatal. “Las picaduras más cerca de la cabeza son donde actúa más rápido el veneno porque afectan la irrigación sanguínea”, concluyó.

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