La población mexicana México vive inmersa en grandes problemas sociales, la Salud, la Educación y la Seguridad Pública entre los de mayor peso, por sí solos conforman un grueso expediente de asuntos sin resolver y que por la inercia de los acontecimientos al gobierno en funciones ya no le será posible avanzar en su solución. De allí la importancia del futuro político inmediato del país, de allí también la movilidad electoral de la que somos testigos. Un simple ejercicio de observación respecto al acontecer del momento nos permite deducir que los tiempos actuales pertenecen ya al proceso electoral 2024; no será solo un proceso de relevo institucional de los poderes del Estado Mexicano porque el resultado electoral de 2024 lleva inherente una posible nueva configuración de nuestro Sistema Político de importantes consecuencias.
Bordaríamos en el vacío si pretendiéramos establecer hipótesis relativas al resultado electoral de 2024 cuando aún no se conoce la personalidad de los candidatos de cada una de las formulas participantes, pero sí es posible adelantar que ya no solo importa quién ocupará la titularidad del Poder Ejecutivo Federal sino cómo estarán integradas las dos Cámaras Legislativas del Congreso General; sí será “carro completo” para quien sea presidente y tenga mayoría calificada en las Cámaras, o será en la instancia del Poder Legislativo Federal el ámbito donde se ubicaría el debate relativo al futuro de México.
Ciertamente, esta elección en la entidad mexiquense otorga a Morena un ánimo reforzado para el futuro inmediato, pues ahora este partido gobierna poco más del 60 por ciento de la población mexicana y extiende su dominio territorial a las dos terceras partes de entidades gobernadas, en ese contexto pudiéramos caer en ligereza y concluir que ya tiene asegurado el triunfo de 2024, pero la historia electoral de nuestro país y la de otros muchos demuestra que la voluntad ciudadana es veleidosa, de otra manera Fox nunca hubiera alcanzado la victoria en el 2000 cuando el PRI todavía con dominio territorial extenso imperaba en el país. Obviamente, ese triunfo no se dio en maceta, para hacerlo realidad contribuyeron factores tales como un candidato atractivo, “echado para adelante”, conjugado con una buena campaña propositiva y acompañada con propuestas irrealizables: “resolver el problema de Chiapas en 15 minutos”, por ejemplo, muy equivalente, por cierto con aquello de “acabar con la corrupción llegando al poder”, o “pacificar el país apenas llegando al poder”. “Miénteme más, que me hace tu maldad feliz” parece ser la consigna de los de abajo.