sábado, abril 27, 2024

Eric Cisneros, funcionario controvertido o precandidato atípico

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El cargo de Secretario y de Subsecretario de Gobierno han sido escenarios a través del cual se trasluce el “estilo personal de gobernar” de cada gobernador quien, al depositar enteramente su confianza en una de esas instancias, ejecuta una importante delegación de poder convirtiendo al titular en “el hombre fuerte” del gobierno; debe acentuarse que en esto imperan subrayadamente las características personales del titular del ejecutivo, incluida, por supuesto su trayectoria política. En nuestra entidad hemos advertido desempeños políticos muy sui géneris cuando algunos Secretarios de Gobierno han sido constreñidos a las funciones de su encargo debido a que el gobernador ha inclinado la balanza del poder hacia el Subsecretario de Gobierno; quizás en este sentido la excepción de entre los más recientes haya sido Miguel Alemán, quien hizo del Secretario de Seguridad su mecanismo de transmisión de diferentes disposiciones de gobierno con la inherente categoría de “hombre fuerte”. Larga sería la enumeración pero por razones de espacio por ahora solo abordamos el caso actual, pues a nadie escapa la singular manera en cómo opera el desempeño de sus funciones el titular de la Secretaría de Gobierno, Eric Cisneros, mientras el Subsecretario ha permanecido en completa supeditación. ¿Cómo, por qué y para qué este personaje, Eric Cisneros, es incorporado a ese cargo de relevancia política estatal? ¿A cuál padrinazgo obedece? Debemos confesar que no contamos con información fidedigna que nos permita atar los cabos para obtener una respuesta cercana a la realidad, sin embargo, es de llamar la atención la forma en cómo se conduce en su encargo el señor Cisneros, al parecer gozando de una autonomía que en apariencia bordea atribuciones de mayor alcance pues su control incide en no pocas administraciones municipales. Ciertamente, debemos reconocerlo, ha concentrado un poder equivalente al de los denominados “hombres fuertes” de un gobierno, un calificativo comprobado en los hechos. Además, la iterativa actitud del gobernador de aparecer “defendiendo” a Cisneros por cada señalamiento que se formula respecto a su actuación es motivo de muchas especulaciones: que no es dueño ni socio del negocio de grúas, que no interfiere en municipios nombrando Secretarios de ayuntamientos, que los espectaculares promoviendo la negritud no los financia ni persiguen fines electorales, y ahora que no es candidato al gobierno estatal,  etc. Esta intrigante circunstancia adquiere rango mayor porque ya en dos ocasiones el presidente López Obrador ha abordado el tema de la supuesta promoción propagandística de Cisneros e incluso ha sugerido su renuncia, pero en apariencia todo sigue igual. Aunque en esta ocasión el gobernador ya proporcionó más pistas con su aclaración de que Cisneros no es candidato al gobierno de la entidad. Es muy común que los secretos del poder salgan a luz pública a cuenta gotas, como sin duda será en este caso, por ahora nos quedamos con la imagen inédita del gobernador de una entidad inmersa en serios problemas de salud, de seguridad, económicos etc., avocado a explicar las acciones de su Secretario de Gobierno. Nada para el asombro, pero no habíamos presenciado este escenario en ninguno de los gobiernos de Veracruz desde 1962 a la fecha, pero siempre hay una primera vez.

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