Política Cero
Jairo Calixto Abarrán
Yo creía que no había nada más artificial que Ricardo Anaya agradeciéndole a AMLO que se hubiera referido a él en la mañanera (algo muy parecido a lo que hacen la dotora Dresser y Alitititito Moreno tratando de demostrar que casi ni les dolió que los criticaran), hasta que vi el estudio de Tlatelolco Lab de la UNAM donde puedes observar la manera en que se montó en redes sociales, al estilo de García Luna Productions, todo un show sobre un supuesto narcogobierno, casualmente previo a los procesos electorales. Una cosa aparentemente muy elaborada y coordinada como el ballet folclórico de Amalia Hernández, con un apoyo sincronizado de influencers, políticos y periodistas que viven en su penthouse mental, apuntalados por hordas de bots que, tristemente, no fueron recompensados con un triunfo contundente e inobjetable. No importa cuánto invierta Claudio XXX en bots y su dispersión bestial en las redes digitales si al final se le olvida que las mentiras es una de las bellas artes que, en manos de pueriles demagogos más que ayudar, estorba. Y no es que se les pida que tengan un Plan Marshall, pero cuando menos algo que sea penosamente parecido a las estrategias del Cruz Azul para cruzulearla más dignamente.
Algo digno de Lilly Téllez que tanto se burló del Ahuehuete de Paseo de la Reforma (nadie le explicó que los árboles tienen un periodo de adaptación) mientras exaltaba a su olivo, para que luego la señora apareciera con el grisáceo de Enrique de la Madrid —una muy mala versión de Roberto y Mitzuko— nada más para marchitar al pobre arbolito que se veía muy desmejorado.
Algo solo comparable con la banda derbeziana-chikiliQuádrica que, dejando su papel de ecolocos felices, ahora se metamorfosean en profesionales de la arqueología para acabar con el Tren Maya, como cuando eran virólogos ocasionales. Con la resucitación de tanto iguanodonte del PRIcámbrico temprano, a los prianchuchistas sin atributos, curiosamente, les dio por la conservación a ultranza de especímenes antidiluvianos, pobrecitos.
Con esa misma lógica reguetonera y clasista, las fuerzas vivas del calderonismo ya van desbocados sobre Dos Bocas alegando que es una refinería que no refina. No manchen, dejaron pasar más de mil años, muchos más, para contemplar la barda de la inexistente refinería de Calderón y los derechairos ya quieren que sea como el Exxon Valdez y el Ixtoc1.
Eso sí, Anaya sintiéndose Cometín Sónico es todavía más ridículo que la ortografía de Fox.