Juegos de Poder
Leo Zuckermann
Ayer, durante la manifestación conmemorativa del dos de octubre, un grupito de fanáticos ignorantes, de corte fascista, corrieron del evento a mi amiga, colega y colaboradora de Es la hora de opinar, Denise Dresser.
Denise es una ciudadana comprometida que lleva muchísimos años participando en marchas. Que yo sepa, nunca la habían obligado a retirarse de una. El asunto se hizo viral. En las redes aparecieron varios videos de muchachos, algunos de ellos con el rostro tapado, insultándola y empujándola.
En uno de los videos, cuando Dresser ya se encuentra retirándose del Zócalo capitalino, se oye una voz que dice “Ay, señora, por qué viene a provocar”. Sospecho que era un policía. No lo sé y no importa. Lo importante es que le dio al clavo. Denise siempre ha sido una provocadora. Una ciudadana en todo el sentido de la palabra, comprometida con incitar el cambio en asuntos fundamentales de la República.
Lo hizo durante lustros a favor de la democratización del país. Hoy sigue en la lucha para que se haga justicia en el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en contra de la militarización del país, por la defensa de las instituciones democráticas y a favor de los derechos de las mujeres.
Dresser no es una profesora que sólo enseña política en las aulas. Conmina a sus alumnos a participar en las marchas junto a ella.
Este país sería mucho mejor si hubiera más personas del calibre de Denise.
Cuando toma una causa, no la suelta. Ahora la corren de una marcha. Un cretino le recrimina haber sido “ideóloga del PRI”. Hágame el favor. Si alguien se enfrentó al viejo partido autoritario, y ahora combate sus peores prácticas todavía vigentes, ha sido Dresser. El mismo idiota la tilda de “oportunista” y de legitimar a los gobiernos pasados represores.
“Se te olvidan los muertos”, escupe el fanático. ¿Qué?
Tengo el privilegio que Denise sea una de mis colaboradoras en Es la hora de opinar en FOROtv. Lleva más de doce años, desde que comenzó el programa, criticando a Calderón, Peña y López Obrador por la cantidad de muertos que han dejado a su paso. Todavía el miércoles pasado nos reveló que tenía en su poder el Informe de la Comisión de la Verdad de Ayotzinapa sin testar e, implacable como es, tundió durísimo al Ejército por su participación en el asesinato y desaparición de los 43 de Ayotzinapa.
Como mera especulación, me pregunto si su valiente postura en contra de los militares corruptos y la militarización de López Obrador no tiene que ver con este piquete de fascistas que la corrieron de la marcha.
No lo sé. Pero en mis oídos retumban los gritos de “Fuera Dresser”. “Fuera”, una de las palabras favoritas de los fanáticos intolerantes. Usted no puede estar aquí porque nosotros tenemos el monopolio de lo políticamente correcto. Otro cretino le reclama: “Te vienes a burlar de nuestra lucha”. ¿Nuestra lucha? ¿Su lucha? “¿Mi lucha?” ¿Habrá leído este muchacho el librito que lleva ese título?
Bien decía Amos Oz: “La semilla del fanatismo siempre brota al adoptar una actitud de superioridad moral que impide llegar a un acuerdo”. “Pinche vendida”, le gritan a Denise. “Vete a Polanco”, aflora el clasismo. Así juzgan los puros sacerdotes desde su atalaya.
Y, claro, no podía faltar el reclamo por trabajar en Televisa y cobrar en esa empresa. ¿Acaso habrán visto alguna vez los programas donde opina Denise para entender sus posturas?
¿Por qué la odian tanto? ¿Será que no toleran a una mujer exitosa que dice lo que piensa sin cortapisa alguna?
“Desde el escritorio bien comoditos”, escupe otro idiota. Pues no, precisamente Dresser no se queda comodita en su escritorio, sino que sale a las calles a manifestarse. Y así lo ha hecho durante años. Pero ahora, en este ambiente de odio que hay en la política mexicana, promovido desde Palacio Nacional, aparece la Policía del Pueblo Bueno que decide quién puede participar en una marcha.
Después que ganó López Obrador la Presidencia en 2018, un día vi en los pasillos de Televisa a Antonio Attolini. Venía vestido completamente de guinda, el color de Morena. Sus botas, también guindas, eran de tipo militar. No pude más que pensar en los fascistas italianos. Bueno, pues este señor ya se erigió en comisario de la Policía del Pueblo Bueno.
Ayer, después de la expulsión de Dresser, Attolini tuiteó: “Cuando llaman tonto al Pueblo de México por no ‘darse cuenta’ los becarios de la oligarquía, pasa esto: su tonta provocación es repudiada por el mismo Pueblo del que se burlan. Ni Dresser ni Lecona engañan a nadie, farsantes”. Me imaginé al camarada Toñito escribiendo esto con su uniforme y botas guindas.