El terremoto que azotó Marruecos, dejando hasta el momento más de mil muertos. Aunque con el tiempo, conforme vayan removiendo los escombros, irá aumentando el número. Así sucede siempre. Pero no entendemos. Cada vez que hay un terremoto, pasa lo mismo…
El Homo Sapiens saca a relucir lo mejor y lo peor de su ser. Unos donan lo que pueden; y otros se los roban. El caso es que nunca llegan completos los donativos, ni en especie; y menos en dinero…
De escándalo; sí, pero es la verdad, cuando menos aquí en México. Yo vivía en la hoy CDMX cuando los grandes temblores; en 1985, los dos del 2017 y 2019 y el del 57, cuando se cayó el Ángel de la Independencia; y sé de lo que hablo…
Hace poco, la periodista Pamela Cerdeira, en un par de donativos en apoyo a los damnificados del temblor en Turquía a principios del año pasado, escondió rastreadores. Unos donativos aparecieron en oficinas del Gobierno de la Capital y otros en un mercado para su venta. Ignoro si esto sucede en otros países; pero aquí, dolorosamente, sí…
No se quiere dar el enfoque de no apoyar en los desastres. Uno tiene que hacer lo que debe y puede hacer; si no se puede, pues no cuenta…
Pero si se dice que no entendemos, es porque no se hace nada para evitar, no los movimientos telúricos, eso es imposible; sino evitar los desastres que ocasionan. Hay quienes dicen que los EE.UU. los producen a domicilio, por decirlo de alguna manera. Pero así es esto. Todo el mundo habla. Hoy Jaime Maussan anda loco con los extraterrestres…
Para evitar los desastres, las casas deben ser de un solo piso, quizá 2, pero de 163 pisos, perdón, pero algún día caerán. En cambio, se han encontrado vestigios arqueológicos de una sola planta, que datan de miles de años…
Habiendo tanto espacio, no se entiende eso de vivir hacinados unos arriba de otros, cuando es más riesgoso, pero recuerda La Torre de Babel. Construcción citada en el Génesis, supuestamente para encontrar el origen de los idiomas; escrito por Moisés. Un cuento más mafufo que nada; como la Creación en siete días…
Sin embargo, lo cierto es que cada vez el hombre se reta a sí mismo y quiere construir un edificio tan alto que toque el cielo -los rascacielos-. Pues en Dubái, en los Emiratos árabes Unidos, está el Burj Khalifa un edificio de 163 pisos y 828 metros de altura…
Pero el hombre, con toda su inteligencia, nunca podrá siquiera imitar a las terminas, animales ciegos que construyen “edificios” hasta de 8 metros de altura, que auto regulan la temperatura interior. En proporción, un edificio construido por humanos, tendría que ser de unos 3 kilómetros de altura…
Al caso, cierto que ya hay sismógrafos que detectan cualquier movimiento de La Tierra, por imperceptible que sea; pero todavía no se inventa un aparato que pueda anticiparlos. Como sí lo hacen los animales. La gente de campo que vive en zonas telúricas, lo saben bien…
Vivía a las faldas del Volcán de Colima, en la Cofradía de Suchitlán, Municipio de Comala, durante el terremoto de 1995, y desde la casa veía la barda de la propiedad, cómo se elevaba y movía en vaivenes; mientras a los pies, La Tierra rugía. En un espectáculo tremendamente emocionante. Inolvidable…
Pero como ahí es frecuente que tiemble, pues el Volcán hace erupciones con frecuencia, los animales saben cuándo va a temblar. Por cierto, que ver rodar las piedras incandescentes por la ladera del Coloso, es impresionante. Sentir el inmenso poder de La Tierra, es un privilegio…
Circulan videos impresionantes de cientos de gatos allá en Marruecos, que comenzaron a comportarse de manera extraña antes de que se iniciaran los movimientos. Los perros, las aves, también fueron en vídeos que también circulan, captadas actuando extrañamente…
¿Por qué los animales sí lo saben, lo perciben, o como quieran llamarlo; y nosotros no? Pues porque no estamos en contacto con La Tierra. Seguro que los tarahumaras sí lo están; al igual que muchos otros que saben escucharla.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.