La ex diputada de Cosoleacaque, Gladys Merlín Castro y su hija Carla Enríquez Merlín, fueron asesinadas la mañana de este lunes en el interior de su propia casa ubicada en la calle de Correos y Revolución, del Barrio Segundo de Cosoleacaque.
Ni lo que se supone sería la seguridad de su hogar, ni el tener vigilancia de un policía, fue suficiente para que ambas resultaran muertas y el custodio de la policía auxiliar, a cargo de la vigilancia de la casa, resultara herido.
Gladys fue 2 veces diputada federal, 2 veces diputada local, presidenta municipal, empresaria y filántropa.
Este doble crimen ha resonado por todo el país, porque la ex legisladora es miembro de una familia muy connotada del sur veracruzano.
Además, los asesinatos de ambas mujeres se suman al crimen ocurrido apenas hace menos de una semana en la persona de Gilberto Ortiz Parra, precandidato de Morena a alcalde de Úrsulo Galván.
No deben quedar impunes estos tres homicidios de personajes políticos, como no deben quedar sin castigo los responsables de los 46 ejecutados en lo que va del mes de febrero en Veracruz, ni los de 76 mil 684 muertos que van en el régimen de Andrés Manuel.