Es difícil creer que culebrones de la política como Dante Delgado, Ricardo Monreal, Miguel Ángel Mancera y otros no hubieran evaluado la reacción que iba a tener el Presidente Andrés Manuel López Obrador cuando ellos tomaron la decisión mediática de crear la Comisión Veracruz, (mencionada aquí por su apócope) para investigar a Cuitláhuac García. O que no hubieran sabido que sus pares ultra del Senado no iban a quedarse tan tranquilos cuando sintieran que se golpeaba a la 4-T.
La realidad es que la Comisión cumplió la función de llamar la atención sobre una anomalía gravísima ocurrida en Veracruz, como es el encarcelamiento de cientos de personas, con violación de derechos humanos, un procedimiento policial, ministerial y judicial asqueroso, y con claro propósito represivo para opositores políticos.
Ahora, la atención nacional está puesta en Veracruz. La suspensión definitiva de amparo a favor de José Manuel del Río fue concedida y será irremontable que el gobierno veracruzano pueda aplacar el escándalo, que será permanente por el resto del régimen. ¿Tendrá eso alguna consecuencia que beneficie al pueblo? Habrá que ver.