domingo, diciembre 22, 2024

Gobierno en busca de democracia

Por Ángel Álvaro Peña

Aunque era un secreto a voces nadie se arriesgaba a declarar a dos de los estados de México como parte de la fuerza de Morena. Y el Presidente lo hizo, un poco para mostrar músculo y otro para que propios y extraños, vieran la condición en la que hoy se encuentra la oposición, con sólo 10 gobiernos estatales.

A mitad de sexenio es tradición que los presidentes de México muestren su poder, mucho o poco, en esto nada ha cambiado, aunque se afirme que sí, pero el ritual de la elección sigue siendo un problema del Ejecutivo Federal, como siempre lo ha sido.

Por ley todo Presidente de la República debe estar no sólo alejado sino al margen de las elecciones. Nadie en la historia de México que haya ocupado la silla presidencial lo ha hecho. Esta no es la a excepción.

La transición de un partido a otro en el cargo de Presidencia de la República es interpretada como una derrota del presidente saliente. La mística de la política mexicana, tradicionalmente centralizada en el Ejecutivo Federal, le otorga al presidente saliente un triunfo adicional si su partido repite en el poder.

Tal vez esta sea una de las razones por las cuales el presidente en funciones realiza actos como el que encabezó Andrés Manuel López Obrador, este jueves 30 de junio. La trascendencia del evento fue que adoptó como triunfos personales de las elecciones de San Luis Potosí, del 6 de junio de 2021, donde ganó Ricardo Gallardo del Partido Verde, y la de Morelos, del 1 de julio de 2018, donde triunfó Cuauhtémoc Blanco, del Partido Encuentro Social.

El evento fue designado como una reunión del Presidente con gobernadores de Morena, dejando en el claroscuro de la política al PAN, al que le quedan Chihuahua, Aguascalientes, Durango, Querétaro, Guanajuato y Yucatán, es decir, seis. Al PRI, dos con el Estado de México y Coahuila, que se diputarán el próximo año, y a Movimiento Ciudadano con dos en Jalisco y Nuevo León.

Gobernadores, en funciones y electos, se reunieron con el presidente para refrendar su compromiso con la transformación del país La reunión se realizó a puerta cerrada en Palacio Nacional, n lo que más de un gobernador llamó “encuentro de amigos” y donde expusieron algunos de los proyectos y necesidades de sus respectivas entidades en diversos temas, como seguridad, educación y salud.

La gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, afirmó sobre el tema de la reunión: “Que sigamos contribuyendo para la transformación de México. Nos pidió seguir trabajando”.

La reunión fue de forma más que de fondo. El contenido de la reunión pasa a segundo término una vez que empiezan a conformarse alianzas y a nombrarse candidatos para 2024. No podemos olvidar que además e la presidencia dela república estará en juego ese año la renovación de nueve gubernaturas que confirmarán la fuerza de Morena o reflejarán el descontento social de la actual administración. De ahí la trascendencia de la reunión.

De los nueve estados cinco están en manos de Morena, Chiapas, Puebla, Tabasco, Veracruz y la Ciudad de México. Dos están en manos del PAN, Guanajuato y Yucatán y dos en poder de Movimiento Ciudadano, Jalisco y Nuevo León.

Resulta difícil saber dónde empieza la tarea de un Ejecutivo Federal y dónde la de un promotor de su partido en este tipo de reuniones. Lo cierto es que es evidente la intención de mostrarse fuerte, más fuerte que nunca y con mayor potencial que la mayoría de los presidentes del país a mitad de su mandato.

Si bien la labor para lograr lo alcanzado no fue fácil tampoco puede mostrarse músculo ante una oposición tan dividida. Los colores de los partidos que al conforman hablan en su variedad, de las diferentes ideas que contiene cada partido.

La preocupación de un verdadero estadista es impulsar a la oposición, darle ánimos, establecer puentes. La solidez del contrapeso político le da fuerza al gobierno y legitima a sus líderes. Sin embargo, López Obrador, contribuye, de manera importante, al resquebrajamiento de la oposición, que si bien no supo sumarse al gobierno a tiempo tampoco puede dejarse en un estado de vulnerabilidad como para imponerse con saña desde ahora en los aparadores de fuerza electoral.

Luego de este alarde fuerza la responsabilidad de un demócrata verdadero es incorporar poco a poco a la oposición a las decisiones de gobierno. Dar cabida a sus propuestas y discutirlas como algo prioritario para que esa oposición desmembrada cobre forma y se convierta en una fuerza social no sólo para ser competitiva en las urnas sino para que sea una alternativa de la población para sumarse a ideas diferentes de las que imperan en este momento.

La oposición ha cometido errores, el gobierno también. Pero si el Presidente llega a 2024 con una oposición tan frágil como la que ahora e muestra las elecciones desmotivarán a los mexicanos a votar y será una derrota de toda la clase política y no sólo del gobierno, del poder o de los funcionarios públicos de la cuarta Transformación.

La reunión de los gobernadores de Morena, se convierte en violencia innecesaria en tiempo de unidad y cuyas repercusiones pueden derivar en divisiones incluso en el propio partido en el poder ante la falta de opciones auténticas para que la gente se sume a proyectos diferentes. De otra manera se uniforman criterios y se unifica una sola forma de gobernar, lo cual se acerca a la dictadura tan despreciada por Morena y sus políticos.

PEGA Y CORRE

El embajador de EU en México, Ken Salazar, advirtió que desde hace 40 años los presidentes de ambas naciones han planteado soluciones a la migración, pero hasta ahora no se han logrado. Les ha faltado valor, afirmó. Hechos como el sucedido en San Antonio, Texas, donde murieron 53 personas no puede repetirse nunca más.

Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes

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