viernes, mayo 3, 2024

Evolución democrática y asesinatos en el sur veracruzano: las declaraciones del gobernador…

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La del siete de enero del 2022 fue una jornada violenta en la zona de Ciudad Isla y Santiago Tuxtla, al sur de Veracruz. 

La madrugada de aquel viernes aparecieron nueve personas sin vida en el camino que comunica a la zona piñera con la región de Los Tuxtlas. 

Junto a los cuerpos fue colocada una cartulina con un mensaje amenazante al secretario de Gobierno Erick Patrocinio Cisneros Burgos. 

Hubo una respuesta el mismo día -a través de redes sociales- por parte del gobernador Cuitláhuac García Jiménez: 

“Inmediatamente implementamos el operativo para dar con los responsables. No vamos a permitir ningún acto de venganza entre los grupos delincuenciales que atenten contra la tranquilidad de la sociedad veracruzana”, escribió el mandatario. 

Otra vez en el sur; una vez más en Los Tuxtlas: el pasado lunes, alrededor de las 16:00 horas, tres hombres fueron ejecutados en el hotel Relax, sobre la calle Herradura de la colonia El Rodeo, en San Andrés Tuxtla. 

Las víctimas fueron identificadas como Deivy Antonio Pucheta, Francisco Cinta y Juan Carlos Vázquez. Un cuarto hombre resultó herido. 

El gobernador Cuitláhuac García Jiménez encabezó este martes la mesa de seguridad en el municipio de Ixhuatlancillo, ubicado en las inmediaciones de Orizaba. 

Ante reporteros locales, el jefe del ejecutivo aseguró:

“El de San Andrés, ahí el jefe de un grupo delictivo que fue asesinado, alias “El tony”; lo que estamos investigando es sobre esta línea de disputa con otro grupo de la delincuencia organizada, a qué se debe exactamente y dar con los responsables. No vamos a permitir, así sean delincuentes de bandas diferentes…no vamos a permitir que se altere la tranquilidad de la sociedad. Por eso vamos a buscar a los responsables hasta dar con ellos. No aceptamos aquí en Veracruz ni venganzas, ni ajustes de cuentas porque alteran la tranquilidad de Veracruz, así que estaremos muy pendientes”. 

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Años atrás -por lo menos hasta el gobierno de Fidel Herrera Beltrán- la declaración con tono fuerte de un gobernador modificaba escenarios políticos en contextos diversos. 

Una masacre como la del siete de enero y un triple asesinato como el del pasado lunes veintinueve de agosto habrían generado mensajes fuertes del gobernador en turno y antes de ser hechos no sólo se movilizaban cuerpos policiacos para capturar a los culpables, sino que rodaban cabezas de agentes del ministerio público -hoy fiscales- de delegados de seguridad pública, jefes de seguridad municipales… 

Alcaldes lucían muy nerviosos porque un suceso de esta naturaleza ponía en peligro o frenaba su carrera política… 

La movilidad interna de la política incluye liderazgos y grupos de poder. 

El grupo podía sacrificar la pieza más débil para proteger a la cabeza y vacunarse todos ante un eventual futuro ominoso porque si su líder era diputado, senador, aspirante a una dirigencia estatal o a una gubernatura, lo último que les convenía era un escándalo de esta naturaleza perfectamente útil en manos de sus rivales… 

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Todo ha cambiado… 

Cada vez es más común que en un municipio o una región, un grupo delincuencial sea más fuerte -incluso en la política- que un grupo partidista o de poder tradicional… 

A ese grupo delincuencial -como explica el gobernador desde Ixhuatlancillo- un grupo rival puede disputarle el control de “la plaza” y de ello derivarse hechos sangrientos de alto impacto y generar intranquilidad social… 

¿Cuál es el papel -en estos casos- de la autoridad municipal? 

Esta es una pregunta clave: las policías municipales han desaparecido o son sustituidas por fuerzas estatales y/o federales. 

Se impulsa el retorno de cuerpos policiacos municipales debidamente capacitados. 

No es suficiente… 

Crece cada día más la incursión de la delincuencia en procesos electorales y no hay ediles libres -por lo menos- de amenazas. Hay casos más graves en este ámbito. 

Las declaraciones de Cuitláhuac García Jiménez tras la matanza de Ciudad Isla-Santiago Tuxtla, así como el triple homicidio en San Andrés Tuxtla, tienen elementos comunes: 

  1. La demagogia: “No vamos a permitir, así sean delincuentes de bandas diferentes…no vamos a permitir que se altere la tranquilidad de la sociedad. Por eso vamos a buscar a los responsables hasta dar con ellos. No aceptamos aquí en Veracruz ni venganzas, ni ajustes de cuentas…” 

Este contenido argumentativo se encuentra en las declaraciones del gobernador en enero y agosto… 

Dicen lo mismo y si bien es cierto que tras la matanza del camino entre Ciudad Isla y Santiago Tuxtla se realizaron operativos efectivos, investigaciones y hubo detenidos, también es relevante la continuidad de enfrentamientos entre bandas en diversos municipios y bajo múltiples circunstancias… 

A propósito del caso Sayula de Alemán, donde hay denuncias ante la fiscalía de Acayucan por parte de la alcaldesa local y un particular, con señalamientos mutuos, el gobernador ha señalado la existencia de dos cárteles en disputa… 

Es decir, el jefe del ejecutivo veracruzano declara, declara, declara y al repetir lo mismo su mensaje pierde fuerza porque no se vincula con la realidad al no desaparecer los enfrentamientos entre grupos marginales a la ley, y continuar la intranquilidad social… 

Deberíamos escuchar: frenamos a los delincuentes y hay paz social… 

Pero escuchamos: no permitiremos…y pasan los meses y se reitera: no permitiremos… 

El gobernador nos coloca ante un discurso que pretende ser constructor de confianza, de certeza, de tranquilidad, pero al no reflejarse en los hechos se convierte en falsedad… 

Es decir, a las bandas, los cárteles, los líderes delincuenciales… lo que diga, declare, afirme el señor gobernador, los tiene sin el menor cuidado… 

No leen sus mensajes, no escuchan sus discursos o no le creen porque el empleo de la fuerza del Estado en todas sus facetas: la prevención del delito, la procuración y aplicación de justicia y a todos sus niveles: federal, estatal y municipal, es ineficaz… 

¿A qué se debe esta falla? 

Aparecen varias causas: 

  1. La corrupción 
  2. La falta de capacitación 
  3. El país -y Veracruz no es la excepción- se encuentra en medio de un intento de cambio de régimen político, lo cual incluye la estructura de seguridad 
  4. El incremento de la delincuencia es multifactorial: se debe a factores de seguridad, pero también a elementos de procuración y aplicación de justicia, a piezas de la estructura económica como la escasez de inversiones y disminución de empleos; a la crisis económica mundial, la globalización y sus dinámica evolutiva; a la muy lenta  democratización… 

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Existen numerosas fallas en el actual gobierno de Veracruz. 

No confundamos la alusión a un discurso político añejo y fuerte hasta el sexenio de Fidel Herrera Beltrán, con la añoranza por un pasado que debiera retornar. 

En absoluto. 

Durante el régimen priista el Estado dominó el monopolio de la violencia. 

Hay multiplicidad de trabajos académicos y periodísticos en torno a la creación de los cárteles por parte del Estado, quien los utilizó y controló… 

Una hipótesis va cobrando fuerza: la democratización a partir de las últimas tres décadas apoya el surgimiento de un nuevo régimen político en México -aún en proceso- pero este nacimiento está pagando un costo muy alto y doloroso: el fortalecimiento del crimen organizado frente a estructuras de gobierno debilitadas por su operatividad bajo condiciones democráticas. 

En la etapa actual, la democracia debilita al Estado mexicano. 

Esta coyuntura histórica aparece desde la década de los noventa y tiene en la salida del ejército a combatir en las calles -a partir de diciembre del 2006- un punto de quiebre, un antes y un después, un escenario inédito, una complejidad ideológica de intereses dentro de todos los grupos y factores de poder vigentes, un andamiaje confuso.  

Pregunto: 

¿Es una buena idea enviar a soldados a vigilar carreteras como lo hizo por años la policía de caminos?  

¿Funciona y funcionará colocar militares o marinos a enfrentar a ladrones en el centro de una ciudad bajo un discurso de abrazos, no balazos?  

¿Cómo volver eficiente este propósito sin el andamiaje legal, jurídico, administrativo, cultural, social, sociopolítico adecuados? 

Más aún: ¿Qué es lo adecuado? 

Aparecen elementos del ejército mexicano -Batallón 27 en Iguala, Guerrero- como corresponsables de la matanza de los 43 estudiantes de la escuela Normal de Ayotzinapa. 

¿Entregar a la SEDENA la Guardia Nacional en medio de nuevas acusaciones contra el ejército por asesinato de civiles? 

Los discursos fuertes desde el Estado priista fueron sinónimo de condiciones antidemocráticas, de un ejercicio vertical del poder y de una gran corrupción llena de contrastes: aludo al ejemplo del viejo comandante policiaco a quien los delincuentes respetaban o temían porque conocía hasta sus escondites, horarios y estilos de operación… 

Esta historia se cuenta en muchas ciudades… 

Y ocurría porque el jefe policiaco o policías bajo sus órdenes eran cómplices de la delincuencia… 

O porque al representar a un grupo político o liderazgo distinto al del ladrón o el cacique, el jefe policiaco recibía luz verde para aplicar mano dura o blanda a conveniencia: la ley le importaba un carajo porque la ley era el cacique o el jefe político del momento. 

Y ya. No había discusión al respecto. 

En Acayucan hubo abigeato durante la década de los noventa y se descubrió circunstancialmente -tras el arribo de un partido opositor al poder, el PRD- la existencia de una complicidad entre el veterano delegado de seguridad pública, el diputado local, el viejo cacique y dirigente ganadero, así como el operador político de confianza del gobernador en turno…todos priistas. 

Se robaban ganado al por mayor, lo guardaban en algún rancho y luego lo sacrificaban en un frigorífico “vigilado” por la autoridad…Así de simple. 

Al alcalde en cuya gestión se descubrió el truco lo presionaron, hubo acuerdo político y las cosas continuaron un tiempo hasta que el propio gremio pecuario se aburrió y luchó por su causa… 

Como reportero de la sección policiaca conocí a jefes policiacos con permiso oficial y una gran vocación para matar… 

Ejercían ambas: la condición y la cualidad, su talento mortal… 

Se contaban las historias y en la reporteada se aprendía a investigar para llegar al punto final: las viejas agencias del ministerio público llenas de escribientes sin licenciatura y rodeados por coyotes expertos sin contar con cédula profesional que la ley no exigía… 

Aquello era un mercado de impunidad absoluta, se regalaban autos de formal libertad como comprar una coca cola… 

Pasaba dinero -por miles- de una mano a otra frente a todo mundo.  

Un buen reportero policiaco, con un archivo bien armado y buena memoria es un escritor natural del género negro… 

Entre los jefes policiacos de aquella época escasean los héroes o no existen: fueron piezas de un régimen político sádico ante el cual se ha luchado -y se lucha- por eliminar. 

Quienes los idolatraron o idolatran son víctimas de su propia ignorancia o abundante ingenuidad… 

Pero no es con discursos demagógicos y ausencia de resultados producto de un desconocimiento sobre el Poder y el ejercicio de política de Estado, como saldremos adelante. 

Abunda la corrupción y la improvisación en la 4T o Cuarta Transformación. 

Muchos de los que actúan de buena fe desde puestos clave en los gobiernos actuales, pecan de ingenuos… 

Y muchos de quienes conocen los entretelones de la burocracia en todas sus áreas son viejos lobos de mar o se rodean de asesores de colmillo retorcido cuyas largas colas se pueden emplear para comunicar a Pánuco con Las Choapas, dos vueltas y de regreso… 

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Y pensar que aún nos faltan dos años… 

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Cuentan que el gobernador vendrá por tercera ocasión a la zona de Acayucan, en el transcurso de la semana. 

Veremos. 

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