viernes, abril 26, 2024

La Universidad y el Periodismo

Expresión Ciudadana

Por Carlos A. Luna Escudero

A la memoria de los periodistas caídos en el ejercicio de su profesión.

Este martes 23 de agosto se firmó un convenio de colaboración entre la Comisión Estatal para la Atención y Protección a Periodistas (CEAPP) y la Universidad IVES, cuyo objetivo radica en el establecimiento de mecanismos de vinculación e información que permitan la creación de becas para los periodistas que sean canalizados por la CEAPP, así como trabajadores de la misma para la realización de estudios en los distintos planos académicos del IVES y el Grupo Escolar Martí (GEM) como el Diplomado en Periodismo que a partir de este próximo mes de septiembre se llevará a cabo en el IVES, con reconocidos periodistas como maestros, todos premios nacionales y estatales de periodismo.

Sin duda, los esfuerzos que realiza la actual administración de la CEAPP para apoyar a los que son integrantes de esta profesión son muy importantes. Veracruz ha sido cuna de grandes periodistas que, a lo largo del tiempo, se han encargado de hacer un apostolado de esta profesión y que han dejado su legado para las nuevas generaciones de periodistas.

No obstante, muchos renglones quedan aún pendientes por desarrollar para contar con profesionales de la comunicación que cuenten con la formación y herramientas necesarias para hacer un periodismo objetivo, oportuno y veraz.

Capacitar y actualizar a periodistas y comunicadores tiene una trascendencia muy relevante a nivel social, porque son estos profesionales quienes tienen la responsabilidad de mantener informados a los distintos sectores de la sociedad; de ahí la importancia que tiene que las instituciones educativas ofrezcan opciones para la actualización y profesionalización de los periodistas.

Generalmente los cambios tecnológicos en el campo laboral de la comunicación avanzan más rápido que los proyectos educativos. Por tal razón, la tarea de formar, capacitar y profesionalizar a los trabajadores de los medios suele ser compleja y a veces titánica, pues las universidades no siempre cuentan con los recursos humanos y económicos necesarios para llevar a cabo proyectos educativos innovadores que incluyan aprendizajes sobre el uso y la implementación de las herramientas tecnológicas en sus programas educativos.

En este sentido, resulta trascendente la actualización de los programas de estudio de las licenciaturas en Periodismo y Ciencias de la Comunicación, así como avanzar en talleres y diplomados de capacitación y profesionalización en esta materia. De ahí la importancia de que la CEAPP, se acerque por primera vez en su historia a una institución educativa como la Universidad IVES, que busca estar a la vanguardia en la formación de periodistas en nuestra entidad.

Y es que los medios de comunicación atraviesan una profunda crisis: global, porque la difusión de las nuevas tecnologías afecta a la prensa tradicional; regional, porque el ascenso de líderes de izquierda en América Latina tensionó la relación con los medios más cercanos al establishment; y en el caso de México, por el conflicto entre el gobierno de la 4ª Transformación y la gran mayoría de la prensa escrita y virtual. Pese a ello, los medios de comunicación siguen siendo uno de los actores más valorados por la sociedad y un espacio crucial para la política.

La crisis es, en primer lugar, tecnológica, pues la irrupción de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (de internet a las tabletas y los celulares inteligentes, de Twitter a los portales de noticias) está cambiando a toda velocidad la forma en que se conciben los medios, su relación con el público y los procesos de construcción de la noticia. La crisis es también ideológica, pues el ascenso del actual gobierno generó tensiones inéditas en la relación con los medios de comunicación, que se explican tanto por conflictos de intereses como por la voluntad del gobierno de alinear (y en algunos casos controlar) a la prensa.

El lento pero persistente declive de los medios tradicionales y el explosivo crecimiento de los nuevos, está cambiando el modo en que circula la materia prima de los medios, la información, que ya no se presenta, como antes, en unidades cerradas (diarios, cables de agencia, noticieros de radio y televisión), sino en formatos cada vez más abiertos. Hoy es imposible controlar del todo la circulación de la información. El trabajo colectivo para llegar a un resultado siempre incompleto se aplica en buena medida a las noticias, que fluyen y se van enriqueciendo o corrigiendo a lo largo del día con comentarios, fotos, discusiones.

Esto ha contribuido a debilitar el rol del periodismo como único generador de información, y ésta se ha desmonopolizado a favor de internautas, blogueros, ciudadanos que pasaban por ahí con un teléfono con cámara, etcétera.

La idea de que todos pueden ser periodistas es muy cuestionable, porque el periodismo implica el manejo de una serie de técnicas y, en algunos casos, saberes que el resto de los ciudadanos no posee. Bien ejercido, el periodismo no sólo transmite noticias, sino que también las contextualiza, las ubica en un marco histórico o social determinado y ofrece las claves para entenderlas.

En un escenario como el anterior, los problemas que existen en el ejercicio del periodismo se magnifican porque no se han superado. Los especialistas del ramo señalan algunos problemas torales a los que se enfrentan los periodistas, a saber:

El primero de ellos es la competitividad creciente, pero insuficiente. Las reglas del mercado empiezan a determinar la presencia social de cada medio, en una situación en donde cada empresa de comunicación tiene que comenzar a mejorar sus contenidos para participar de la competencia por los públicos.

Se tiene también una situación dual. Por un lado, persiste el viejo sistema de conveniencias que compromete a medios y comunicadores con el poder político tradicional, no sólo por las ventajas económicas y la influencia pública que pueden estar involucradas. Además, hay convicciones o concepciones del país compartidas por los operadores más tradicionales en los medios y la vieja clase política.

Se tiene asimismo en la prensa, muchos medios para pocos públicos. Centenares de diarios y revistas que apenas llegan a unos cuantos millares de lectores cada uno, representan en la prensa escrita un panorama de desajuste entre los costos de edición y la poca gana de la sociedad para ser lectora consuetudinaria.

En estos tiempos no hay aún condiciones para que rijan las leyes del mercado. La publicidad, gubernamental y comercial, sigue siendo definida a partir de datos de audiencias falsos, o por otro tipo de consideraciones, pero sin atender necesariamente a la presencia real de cada medio.

Pese a todo ello, como dijera Gabriel García Márquez: aunque se sufra como un perro, “el periodismo es el mejor oficio del mundo” y también dijo que “la ética debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón”.

Valgan estas referencias para ejemplificar la tremenda responsabilidad social que implica formar y hacer periodismo. Uno que tenga la formación académica rigurosa que posibilite informar con oportunidad y ética sobre la realidad de los acontecimientos que impactan a la sociedad, éste debiera ser el objetivo central del oficio y la misión de todos los que se dedican a la formación y capacitación del periodista.

Los críticos de la academia suelen encontrar munición suficiente para atacar a los procesos de formación, cuando los errores o deficiencias de algunos profesores justifican ese llamado. El obsoleto modelo de negocio de los medios, sumado a su incapacidad de reinvención y su poca creatividad para encontrar recursos para su financiación, han traído por estos días una excusa perfecta para decir que los programas, escuelas y facultades de periodismo deben cuestionarse, al menos, como opciones de pregrado.

En los últimos tiempos han aumentado los despidos de periodistas y comunicadores de todo tipo de medios, incluso, aquellos que son propiedad de magnates y empresarios que ven en el poder de la comunicación y en el control de la información un caballito de batalla estratégico en tiempos de polarización.

Sin duda, es hora de modificar los procesos de formación de periodistas. Hay en el mercado un buen número de estudios e investigaciones que vienen dando pistas sobre los puntos a modificar en estos procesos académicos, la mayoría de directores o decanos están tomando nota sobre eso y están asumiendo la responsabilidad de ponerle el pecho a la crítica y construir o modificar lo que se está haciendo mal desde las aulas o talleres de clase. Existe autocrítica.

A lo largo de los últimos años, en conversaciones con docentes, alumnos y periodistas de amplia experiencia, hemos escuchado diversos señalamientos y propuestas de cómo mejorar la formación profesional de nuestros alumnos. Estas propuestas, a manera de reflexiones, no pretenden ser la única verdad sobre este tema, por el contrario, me aventuro a plantearlas en una próxima colaboración para que sean sometidas a críticas o modificaciones, que tengan en cuenta otras miradas o contextos y que permitan alimentar el debate.

El Diplomado en Periodismo va….

otros columnistas