Jaime Ríos Otero
Lo que se vio esta mañana debería ser para que México entero se levantara en protestas contra el resultado sangriento que está causando la mala estrategia de seguridad pública del Gobierno Federal, o el régimen de la Cuarta Transformación, como se autodenomina la administración del señor Andrés Manuel López Obrador.
Así debería ser, si no hubiera un amplio segmento de la sociedad que insiste en refrendarle su confianza a Andrés Manuel, obnubilado por las falacias, sofismas y falsedades del discurso engañoso que éste maneja diariamente, y por las carretonadas de dinero que distribuye alegremente entre millones de beneficiarios, que prefieren cerrar los ojos antes que reflexionar sobre el grave daño que sufre y sufrirá el país.
Desgraciadamente, las consecuencias las padecerá esa gente cuando sea impactada por la violencia y los demás desastres en salud, educación y economía, pero también las padeceremos todos.
En la mañanera de este jueves 22, el columnista de Reforma, Jorge Ramos, acudió para confrontar a Andrés Manuel sobre las cifras de homicidios en el país, que son las más altas de cualquier régimen en tiempos de paz y que, en cuatro años, ya superan las de los sexenios enteros de Peña Nieto, Vicente Fox y Felipe Calderón.
Las respuestas de Andrés fueron patéticas: ante la cifra dura de 126 mil muertos, asegura que hubo una disminución del 10% (absurdo porque los otros regímenes tienen menos números, sólo que sea comparados contra sí mismo); explica que así le dejaron la situación (como siempre, culpando al anterior); defiende su estrategia de abrazos no balazos (que se lo entiendan las distintas familias que, en promedio de 84, pierden un ser querido cada día); achaca los muertos a los deseos de sus adversarios (cuando la información es de datos oficiales); y dice que no se trata de hablar de lo cuantitativo (las cantidades, entonces ¿de qué?).
Empezó hablando AMLO de una disminución de 10%, después dijo que era de 2% en comparación con el régimen de Peña Nieto. Y finalmente, aceptó la propuesta de Ramos de que haya una convención sobre la violencia, con expertos de México, EU y otros países, aunque advirtió que los expertos no siempre están de acuerdo con la 4T.
Jorge Ramos lo ridiculizó y si el mandatario no tuviera un problema para razonar con lógica o fuera más decente, no tendría la conciencia tranquila, como dijo que la tiene.
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