Jaime Ríos-Otero
El voto en contra de la militarización, emitido hace algunos días por José Francisco Yunes Zorrilla, Pepe Yunes, fue también una decisión en contra de la postura de su partido, el PRI, cuyo líder, Alejandro Moreno, llamado Alito, claramente vendió la primogenitura del tricolor, no por un plato de lentejas, sino por sus intereses personales, amenazados debido a sus propios actos de corrupción.
La determinación de Pepe Yunes es un acto responsable. Sabe que poner a los mexicanos en manos del Ejército es un camino de no retorno, como está comprobado en múltiples experiencias mundiales.
Por si fuera poco, en estos 4 años de gobierno de López Obrador, se han cometido unos 140 mil asesinatos y han sido desaparecidas unas 40 mil personas de todas las edades.
¿De qué ha servido la intervención castrense en las calles, ahora positivizada? Los homicidios y los levantones no han disminuido, sino que se han incrementado. Esa experiencia arroja la conclusión de que igual ocurrirá con la Guardia Nacional militarizada.
Bien por el diputado Yunes Zorrilla, que con lo antes dicho mostró valentía, congruencia y decencia.