jueves, mayo 2, 2024

Los laberintos del Poder y «el Cuarto Poder»

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El 8 del mes en curso se cumplirán 47 años de la forzada salida de Excélsior de Julio Sherer García y decenas de sus colegas, tras el golpe de mano impulsado por Regino Díaz Redondo liderando a un grupo de cooperativistas con apoyo del gobierno de Echeverría. Ese trascendental acontecimiento político escenificado en una de las catedrales del periodismo mexicano, como en ese tiempo lo fue “El periódico de la vida nacional”, y quedó enmarcado como uno de los episodios más sobresalientes de la eterna relación entre el Poder político y los medios de comunicación, una interlocución cuya inexistencia se antoja inconcebible. Las nuevas generaciones ya no escuchan cuando en la la narrativa del siglo XX se hablaba del “Cuarto Poder”, como una entidad meta constitucional referida a la significativa e imprescindible presencia de la prensa (medios de comunicación ahora) en el contexto social para trasladar lo í acontecido en su seno a la opinión pública a través de notas periodísticas no siempre del agrado del gobernante en turno. Manuel Becerra Acosta, directivo de Excélsior en aquellos años, narra a detalle, en un excelente ensayo titulado Dos Poderes, los pormenores de la rebelión encabezada por Regino Díaz, apoyado desde los sótanos del gobierno, que culminó con la salida de Julio Sherer del afamado diario. En esa trepidante acción un mapache no hubiera dejado tantas huellas como el gobierno, tan obvias que The New York Times y el Washington Post difundieron el acontecimiento haciendo énfasis en la intervención gubernamental a favor de los golpistas. Para darnos idea de la preocupación del presidente Luis Echeverría a causa de esas notas debemos recordar que en esos tiempos se redoblaban esfuerzos en México para inclinar apoyos que hicieran posible se otorgara al mandatario mexicano el Premio Nobel de la Paz, y la nota informativa de dichos diarios golpeaba directamente en la línea de flotación para obtener la pretendida presea. Narra Becerra Acosta que días después de su salida de Excélsior Julio Sherer viajó a Monterrey para reunirse con empresarios de la Sultana del Norte, confrontados abiertamente con Echeverría. Por tal motivo, en la tercera semana de aquel julio, el antropólogo Fernando Benítez, uno de los intelectuales más escuchados por el presidente, sirvió de conducto para llevar a Los Pinos al defenestrado Director de Excélsior, acompañado por Hero Rodríguez Toro, Miguel Ángel Granados Chapa, Gastón García Cantú y Becerra Acosta; ya situados en el Salón Colima vieron llegar al presidente Echeverría, quien sin más, expresó “¡No vayas Julio! ¡No vayas! ¡Convénzalo de que no vaya! ¡Quiere ir a meterse a la cueva de las trasnacionales! ¡Que no vaya! (efectivamente, dice Becerra Acosta, Sherer tenía programado un viaje de visita a los directivos del New York Times, y el primer sorprendido fue el propio Sherer porque a nadie se lo había comunicado, entonces, ¿cómo se enteró Echeverría? Espionaje, dicen). Siguió Echeverría: “¡Primero has ido a Monterrey a ver a los empresarios fascistas, traidores!  ¡Y ahora quieres meterte a la cueva de las trasnacionales para ver a los enemigos de tu país! ¡No lo dejen ir! ¡Traicionas a tu patria!”. Fue cuando intervino Fernando Benítez pidiendo al mandatario “deje usted hablar a estos mexicanos, ¡que son tan buenos mexicanos como usted! ¡Óigalos, presidente!”. Pero el golpe ya estaba dado, aunque siempre estará vigente el refrán de “no hay mal que para bien no venga”, porque el hecho dio lugar al nacimiento de Proceso, Revista histórica, también del Diario UnomásUno, ya desaparecido. Este interesante episodio sirve para la reflexión, en verdad, ¿La Prensa es el Cuarto Poder? Parece, pero no es, aunque ciertamente su importancia social y política es de primer orden, sobre todo cuando transmite con fidelidad el acontecer de su tiempo y no, como ya sucedió en Veracruz, cuando se convierte en cómplice del poder connotando su actitud como en la procesión del silencio. Además, coadyuva para establecer comparaciones entre quienes gobernaron antes y ahora. Sobre esto último que cada quien saque sus conclusiones.

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