Desde la inauguración de la Línea 12 del Metro de la CDMX hubo señalamientos acerca de presuntos actos de corrupción, que se acentuaron con el exilio “voluntario” de Marcelo Ebrard por una supuesta persecución del nuevo gobierno citadino encabezado por Mancera. Con el triunfal regreso de Ebrard al escenario nacional en calidad de Canciller en el gobierno de López Obrador, se evocaba la presunción de un caso superado, pero el infausto accidente del 3 de mayo de 2021 lo revivió con mayor fuera. En realidad, la Línea 12 sigue gravitando como espada de Damocles sobre Ebrard, y es de doble filo porque igual sirve al “fuego amigo” como a los adversarios políticos para fustigarlo y mantenerlo en permanente amago. Esa pudiera ser, también, una de las razones por la cual ha aguantado las reiteradas muestras de desaliento de su jefe a sus pretensiones de convertirse en su sucesor, aunque paradójicamente lo haya incluido entre los posibles, pero al buen entendedor pocas palabras o muchas desatenciones. Aún están frescos los sucesos de 2019, cuando a propósito de la amenaza de Trump de imponer aranceles a los productos mexicanos, Ebrard apareció como el gran negociador y fue recibido casi en calidad de héroe a su llegada a Baja California en la multitudinaria concentración popular organizada tipo PRI para salvaguardar la soberanía nacional, fueron tiempos de la vida en rosa, de sangría y vino tinto. Apenas dos años después la escena es otra, ahora ni Marcelo ni Monreal son-al parecer del “dedo mayor” garantía segura para consolidar post AMLO el proyecto antineoliberal. Larga es la relación AMLO-Ebrard, precisamente, en 2012, como Jefe de Gobierno de la CDMX tuvo oportunidad de convertirse en candidato del PRD a la presidencia, buena parte de la clase media mexicana y de los grupos del poder lo consideraban un prospecto elevadamente competitivo, pero… nunca faltan esos peros, Andrés Manuel López Obrador tenía a su lado buena percepción en las clases populares, se empecinó en ser otra vez candidato y Ebrard tuvo que ceder, con los resultados conocidos. Bien se dice de los tiempos y las circunstancias en torno los actores políticos, las oportunidades no se presentan nunca con el mismo cariz, de allí la diferencia entre el Ebrard Jefe de Gobierno en 2012 y el Ebrard canciller supeditado a la voluntad presidencial. Más aún, de aquellos lodos aún se levanta polvo, tal cual es la declaración de Silvano Aureoles, ex gobernador de Michoacán, en la cual revela supuestos “moches” a favor de Ebrard y Mario Delgado por la construcción de la Línea 12, y asegura presentará pruebas. Aunque en este caso, pudiera atribuirse también al nerviosismo que provoca a Aureoles una investigación en su contra por parte del gobierno michoacano y, vista la detención de Jaime Rodríguez, “El Bronco” en Nuevo León pudiera estar curándose en salud. Sin duda, la caja de Pandora del México mágico aún contiene buen número de expedientes para alimentar el morbo público, que, por cierto, quizás ya haya perdido su capacidad de asombro.