En una especie de secuencia estrafalaria de la política veracruzana, el fin de semana es detenido uno de los dirigentes más connotados del perredismo y ex secretario de Gobierno del Estado, además de aspirante a una diputación plurinominal, y el lunes el Gobierno del Estado tiende un puente de civilidad y entendimiento entre los actores políticos, en la forma de un llamado Pacto por la Democracia.
El encargado de convocar a los partidos de oposición será el cuestionado secretario de Gobierno. Los partidos aún no dan color sobre si, en las actuales condiciones, estarían dispuestos a firmar tal instrumento, sobre todo los importantes, que son los de la alianza Va por México, a quienes agravia la detención de uno de sus dirigentes.
Peor aún es que las acusaciones que se le hacen al hoy imputado Rogelio Franco Castán son de índole absolutamente ridícula, como haberle roto la camisa a un ministerial, prenda que cuesta 325 pesos, y haberlo amenazado con una metralleta, lo que le causó al agente tal estado de miedo que debe ir a tres sesiones con un psicólogo, cada una de las cuales cuesta 400 pesos.
Las bases en que fue dictada por una jueza prisión preventiva de 8 meses, son una verdadera leperada. ¿Aceptarán los opositores entrar a la canasta de entendimiento con el gobierno? Hay que ver.