Coincidente con una de las fechas religiosas de mayor júbilo para el mundo cristiano, como es la Resurrección de Jesucristo, este domingo se vivió un episodio dramático en la vida política de México, cuando ante la expectación de miles que estuvieron enlazados con el Canal del Congreso (hasta 80 mil), diputados federales desecharon la propuesta de reforma eléctrica presentada por Andrés Manuel López Obrador, primera vez en la historia que se le rechaza una reforma constitucional a un Presidente.
La reforma simplemente no pasó porque no obtuvo mayoría calificada. La oposición (PAN, PRI, PRD, Movimiento Ciudadano), formaron un sólido bloque de 223 votos ante los que nada pudieron los 275 de la (hoy ex) aplanadora morenista, que requería 333 para la aprobación.
En la conferencia de esta mañana, López Obrador lo menos que hizo fue llamar “vendepatrias”, “traidores a la patria”, “paleros”, “comprados”, a los diputados que impidieron su propuesta constitucional.
Como es costumbre, los seguidores de la 4T entran al infantil juego del “lero, lero, éjele, al fin que ni me dolió”, pero lo cierto es que las instituciones han venido funcionando. En este año, la Corte resolvió que el fiscal amloísta Alejandro Gertz fabricaba delitos; después decidió declarar constitucional la reforma eléctrica; el INE pudo organizar la jornada de revocación de mandato donde apenas participó un 16% del padrón (muy lejos del apoyo masivo al hoy presidente) y ahora ocurre este inédito ejercicio democrático del Poder Legislativo.
El presidente sabía que su propuesta constitucional no iba a pasar. Desde el jueves ya había enviado una propuesta alterna, que es una reforma a la Ley de Minería, relacionada con el litio.
Lo muy interesante será ver si sus pretensiones de reforma constitucional electoral y relativa a la guardia nacional tienen alguna esperanza, o yacen liquidadas de una vez… más lo que viene.