Jaime Ríos Otero
Latinus se ha caracterizado por la seriedad de sus denuncias y revelaciones sobre actos ilícitos de los funcionarios federales y estatales. Recientemente publicó un trabajo donde recoge versiones de comerciantes, empresarios y representantes de organizaciones como Coparmex, que se quejan de estar siendo extorsionados por el procurador del Medio Ambiente de Veracruz, Sergio Rodríguez Cortés.
No hay giro comercial e industrial que no haya sufrido los embates de Rodríguez.
Funerarias, supermercados, plantas de alimentos, rellenos sanitarios, cementeras y otros, padecen la voracidad del antiguo líder del PRD, cuyos baños son en billetes grandes, según las fotografías que circularon profusamente de él hace algunos años.
Ante una denuncia como la del empresariado, se esperaría que su jefe, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, le hubiera llamado la atención a Rodríguez, hubiera planteado una interlocución con los quejosos, les hubiera ofrecido una investigación, pero no.
Llevó a su subordinado a la rueda de prensa que ofrece en Palacio y le cedió el foro para que negara las acusaciones, dijera que aplica estrictamente la ley, e intentara desvirtuar las acusaciones diciendo que se publican en un medio que ataca a la 4T.
Cuando una reportera le preguntó si él estaba de acuerdo con lo que dijo el procurador o haría alguna investigación, el mandatario dijo «de acuerdo con lo que él comenta», pero además, dijo que las reuniones con los periodistas permitían aclarar las cosas.
Eso fue, naturalmente un espaldarazo a las actividades que realiza Sergio Rodríguez.
Antes no opinaba Cuitláhuac lo mismo de este personaje. ¿Ya se le habrá olvidado?