viernes, mayo 17, 2024

Ciudades Inteligentes: Innovación y Sostenibilidad en América Latina.

De acuerdo con datos del Banco Mundial, en la actualidad habitan en ciudades 4.400 millones de personas, que representan el 56% de la población global. Se estima que para 2050 esta población urbana se duplicará, con casi siete de cada diez individuos viviendo en entornos urbanos. Además, más del 80% del Producto Interno Bruto (PIB) global se origina en zonas urbanas. Estos números resaltan los desafíos de la urbanización y la necesidad de prácticas para promover la sostenibilidad ambiental, social y económica, para afrontar la expansión acelerada que agota los recursos escasos de las ciudades. Entre los retos más visibles destaca la urgencia de satisfacer la creciente demanda de viviendas asequibles, infraestructura de servicios, sistemas de transporte, empleo, seguridad, gestión y gobierno eficiente, entre otros.

Frente a esta realidad, en regiones como América Latina, donde los recursos son limitados para atender las necesidades de desarrollo de sus urbes, la generación de alianzas estratégicas entre actores políticos, económicos y sociales de diferentes niveles (municipal, estatal e internacional) emerge como factor esencial. Con propuestas innovadoras y apoyo sólido, es posible evitar el aislamiento y profundización de la desigualdad. Reducir la brecha de pobreza y desigualdad es un eje fundamental en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, al igual que mejorar las condiciones de vida ante la creciente urbanización, expresada en el Objetivo 11: «Ciudades y Comunidades Sostenibles». Esto ha llevado a la prominencia de una estrategia global conocida como «ciudades inteligentes».

El concepto de «ciudad inteligente», adaptación de «smart city» en inglés, surgió a finales del siglo XX. Desde 2016, el NIST (Instituto Nacional de Normas y Tecnología) define una ciudad inteligente como una red integrada de personas, procesos, datos y objetos, transformando información en acciones para gestionar activos, recursos y eventos, mejorando la calidad de vida y el crecimiento. económico.

La CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) establece en su documento «El camino de desarrollo de las ciudades inteligentes: Una evaluación de Bogotá, Buenos Aires, Ciudad de México y São Paulo» las seis características principales de una ciudad inteligente: integración, atención ciudadana, optimización de recursos, eficiencia de procesos, indicadores de desempeño y participación de la sociedad civil. Estas características conllevan desafíos internos en la gestión, donde la innovación y la sostenibilidad deben permear los objetivos y prioridades, exigiendo un cambio de mentalidad en la planificación a largo plazo por parte de las autoridades locales.

El desarrollo de ciudades inteligentes requiere preparación institucional que incluya políticas públicas, regulaciones, financiamiento, capacidades y participación ciudadana. Las Smart City pueden fomentar la innovación pública a través de la transformación digital, aprovechando recursos para mayor eficiencia. Lograr esto implica conocer al ciudadano para atender sus necesidades y mejorar su calidad de vida. Un marco de políticas para el gobierno digital, servicios digitales desde su diseño, reevaluación de procesos mediante la tecnología, uso de datos para decisiones y eficiencia de servicios públicos son fundamentales. En esta transformación, el gobierno debe actuar como plataforma para la innovación y colaboración, transparente, abierto, centrarse en las necesidades del ciudadano, fomentando confianza en herramientas digitales mediante medidas de seguridad y educación.

Ciudades inteligentes en América Latina como Bogotá, Buenos Aires, Ciudad de México y São Paulo ofrecen servicios «inteligentes» como wifi público, trámites digitales, transparencia, sensores y cámaras para vigilancia, y aplicaciones en la nube. El gobierno abierto y la participación ciudadana son cruciales en la planificación y diseño de servicios. Iniciativas medioambientales, salud, transporte y desarrollo urbano mejoran la vida ciudadana mediante tecnología y participación.

En conclusión, la innovación y alianzas estratégicas en México y América Latina deben ser la meta ante la urbanización creciente. Los gobiernos deben tener una visión compartida, involucrando a los sectores público, privado y sociedad civil, considerando las necesidades y demandas ciudadanas. La coordinación interinstitucional, la planificación financiera a largo plazo y la formación de funcionarios son claves para un desarrollo sostenible.

Ideario en perspectiva

El alunizaje en el polo sur de la Luna por la misión Chandrayaan-3 de la India resalta la importancia de invertir en educación, ciencia y tecnología para el desarrollo tecnológico de ese país. El fomento de la ciencia y tecnología desde la educación básica, la formación de científicos, la implementación de programas educativos y la creación de centros de investigación le han permitido el éxito en esa misión espacial. En contraste, en México se reducen los apoyos para posgrados y se limita el aprendizaje de matemáticas en educación básica, tema fundamental para el desarrollo de habilidades cognitivas, la resolución de problemas complejos y el pensamiento crítico. La falta de asociación científica del Conahcyt con la iniciativa privada agudiza estas carencias, lo que puede generar implicaciones negativas a largo plazo, como desigualdad, brecha en la formación de profesionales capacitados, innovación y desarrollo tecnológico.

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