Recordables son las escenas de hombres armados al margen de la ley en San Cristóbal de las Casas, cuando el 1 de enero de 1994 se realizó la toma del palacio municipal por un grupo de indígenas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Aquella visión se replicó hace un par de días, pero ahora las calles fueron dominadas por delincuentes, estos sí realmente armados con artefactos de alto poder y que suscitaron el temor de la policía, y una “conveniente” dilación de las fuerzas militares para llegar a donde estaban los malandros y someterlos.
El Congressional Research Service, o Centro de Investigación del Congreso estadounidense, acaba de presentar un reporte en el que dice que el gobierno de Andrés Manuel no presenta resultados en sus promesas electorales de abordar los altos niveles de impunidad criminal, la corrupción oficial y la pacificación del país.
Para ser más claros, lo señala de hacerse como el afamado tío Lolo:
“Después de tres años en el cargo, a partir de enero de 2022, López Obrador ha evitado acciones policiales a gran escala contra los cárteles, y la cooperación entre Estados Unidos y México en materia de aplicación de la ley ha disminuido”.
¿Será?